Antes de apagar la luz

La entrada de hoy es una de esas entradas clásicas que tenía pendiente desde hacia muchísimo tiempo, pero entre unas cosas y otras, la iba dejando, hasta que me propuse que de 2015 no pasaba, así que aquí la tenéis. En ella describo el pequeño ritual cosmético que llevo a cabo antes de apagar la luz.

Una vez dentro de la cama, y tras la lectura de rigor, siempre aplico tres productos cosméticos, que considero que es justo en ese momento cuando mejor funcionan: el bálsamo de labios, la crema de manos y la crema para uñas y cutículas.

Los productos que pueda utilizar pueden variar, aunque últimamente siempre utilizo los mismos: bálsamo labial Bi Mat Cay, crema de manos con un 20% de manteca de karité de l'Occitane y la Crème Abricot, para cutículas y uñas, de Dior.

Bálsamo labial Bi Mât Cây. De este producto os he hablado en más de una ocasión, los bálsamos Bi Mat Cay se fabrican en Francia, pero sus fórmulas responden a antiguas recetas vietnamitas. En el mercado existen cuatro bálsamos con diferentes utilidades, aunque de todos ellos el que más utilizo es el de los labios. 

Este bálsamo labial es de los pocos que incluye ácido salicílico en su fórmula, y me imagino que es por ese motivo que acaba con todos mis pellejitos. La verdad es que el producto es un poco pringoso, y además huele a alcanfor... pero no he encontrado ninguno que me deje los labios tan lisos e hidratados. 

Crema de manos de l'Occitane al 20% de Manteca de Karité. Esta crema me encanta, aunque debo decir que últimamente le están surgiendo serias competidoras... Pero de momento, en mi mesilla está ella, una crema que hidrata y nutre la piel de mis manos cada noche, haciendo que a la mañana siguiente mis manos parezcan otras.

No es un producto precisamente barato, pero reconozco que pocas cremas de manos me han resultado tan beneficiosas como esta, además resulta muy agradable su aplicación. Huele muy bien, su absorción es bastante rápida y cunde muchísimo.

Crème Abricot de Dior. Es el último cosmético que aplico antes de apagar la luz. Es un clásico que perdura porque es un producto que funciona de maravilla, al menos en mis uñas. De esta crema me gusta absolutamente todo, pero lo que más, su efectividad, mis uñas ya no son las mismas desde que la utilizo, y mis cutículas, tampoco. 

La aplicación del producto es sencilla, del  tarrito cogemos una pequeña cantidad de crema (tiene una textura muy muy densa) y la depositamos en las uñas, las masajeamos bien, sin olvidar las cutículas y ¡listos!. Por cierto, el olor que desprende la Crème Abricot es una auténtica delicia, y el producto se absorbe más rápido de lo que parece. 

Y estos son mis cuidados más nocturnos, tras apagar la luz dejo que las fórmulas hagan su trabajo, y a la mañana siguiente disfruto los resultados.

Y vosotr@s...
 ¿Qué rituales nocturnos lleváis a cabo? 
¿Coincidimos en algún producto?